A PROPÓSITO DE LA LEY DE CIENCIA Y TECNOLOGIA

En su columna de LA NACIÓN (2009-01-16, p.16), el economista Germán Palomo García toca la delicada trama del débil liderazgo y el bajo compromiso de la dirigencia local con el desarrollo del Huila. Nada tan certero.

Durante los últimos tiempos el ser huilense ha buscado con insistencia, en forma colectiva y concertada, crear las condiciones necesarias que le permitan, como pueblo, participar en el movimiento de la globalización y la regionalización; ha desplegado conciencia y conocimientos sobre su idiosincrasia, cultura, territorio, competitividad, talento humano, desarrollo empresarial, biodiversidad, con el propósito de identificar las potencialidades y oportunidades que le posibiliten salidas a su atraso estructural.

Ejemplos son la Agenda Interna de Competitividad, el Plan Estratégico VISION 2020, el Plan Decenal de Cultura (2010) y la Agenda Prospectiva 2020 de ciencia+tecnología+innovación, entre otros, verdaderos instrumentos para mejorar la productividad, el emprendimiento y la calidad de vida de nuestros conciudadanos. Sin embargo la miopía y el pragmatismo reduccionista nos lanza a retrocesos insalvables.

La creación del Consejo Departamental de ciencia y tecnología CODECYT en 1990, la estructuración del Sistema Departamental de Ciencia y Tecnología (1999 – 2000), la Prospección de Escenarios para la ciencia y tecnología del Huila 2020, constituyeron verdaderas acciones estratégicas de gran aliento, seguridad y confianza para navegar en el futuro. Ahora, la nueva Ley de ciencia, tecnología e innovación (2008) nos ofrece la oportunidad de retomar el liderazgo como lo obtuvimos en pasado reciente. De eso se trata.

P.D. Oportuno reconocer que el Estado ha venido promoviendo políticas importantes en el campo de la ciencia y la tecnología, particularmente desde 1990 y que estas políticas han facilitado una apertura importante para las entidades y las comunidades científicas a nivel regional; que los dirigentes se deben comprometer con mejorar las condiciones sociales y la calidad de vida; y que el principal vehículo de desarrollo es la cultura. Buena ondulación.


CARLOS EDUARDO AMÉZQUITA

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