FREAKONOMICS

CARLOS EDUARDO AMÉZQUITA

Columnista La Nación

10. noviembre 2009

“Las cosas no son lo que parecen” afirma Steven Levitt, un economista políticamente incorrecto que explora con el periodista Stephen J. Dubner el lado oculto de lo que nos afecta, en “Freakonomics”.
Levitt enseña economía en la U. de Chicago, recientemente recibió el premio John Bates Clark, concedido cada 2 años al mejor economista menor de 40 años de los “yunaid esteid” (EEUU). Dubner escribe para el New York Times y el New Yorker, autor de grandes éxitos como Turbulent Souls y Confessions of a Hero-Worshiper.

Levitt, aplica teoría económica a temas de los que no se ocupan los economistas “tradicionales” y ortodoxos, cree en la intuición y los imaginarios, rescata historias desconocidas, le inspira la poesía que halla en frías cifras, estadísticas e indicadores: “La ciencia económica propone eficaces herramientas e instrumentos para obtener respuestas pero plantea pocas preguntas interesantes (qué? cómo? para quién?)” – dice.
“Freakonomics” es un libro cuya edición original (en inglés) se publicó en 2005 y su traducción al castellano en 2006, verdadero festín para quienes deseen saber como funciona efectivamente el mundo. Artículos relacionados con la economía y orientados a un amplio segmento de la población.
Desarrolla temas como “las trampas usadas tanto por educadores como por los luchadores de sumo y karate”, “aspectos económicos del tráfico de drogas, incluyendo los bajísimos salarios de los narcos”, “el controvertido impacto del aborto en la reducción del crimen”, “los efectos de una buena educación”, “los patrones socioeconómicos de los distintos apodos de las personas”, “la relación existente entre inversionistas y delincuencia juvenil”, “¿Qué resulta más peligroso: una pistola o una piscina?¿Por qué continúan los traficantes de drogas viviendo con sus madres?”.
El hilo conductor de estas historias es la creencia de que el mundo contemporáneo, a pesar del caos, no es inescrutable, si se formulan las preguntas adecuadas (las hipótesis pertinentes).
En definitiva, es una obra muy divertida y terriblemente adictiva. Por desgracia, hay pocos así. Al parecer, sólo cumple 3 reglas: 1) tema interesante; 2) que sus conclusiones se basen en datos, y 3) que les importa un rábano lo que puedan opinar otros “expertos” en el tema.
P.D. – Chao al maestro Lévi-Strauss (q.e.p.d. desde el 30 de octubre).

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