La otra faceta del Bicentenario

CARLOS EDUARDO AMÉZQUITA

Las incontrolables pataletas de Uribe y Chávez, llevadas a menos por estos días, han sido la mejor expresión de inmadurez latinoamericana en el único Bicentenario. Además porque la tradición nos delimita su conmemoración a cada 100 añadas. Seguramente tendremos otras bataholas en el Tricentenario.
Bolívar, personaje complejo, carismático, genio incomprendido, guerrero de 1000 batallas, fina pluma, hombre exótico y enamorado; su imagen, que oscila entre el héroe y mártir que murió vistiendo camisa prestada, víctima de ingratitudes e intrigas palaciegas, da para escribir muchísimo.
De ahí las contradicciones que “han pretendido ver en Bolívar a un convencido liberal o a un precursor del socialismo contemporáneo de Venezuela”, según Norbert Rehrmann, profesor en la Universidad Técnica de Dresde y autor de “Simón Bolívar. Historia de vida del hombre que liberó a Latinoamérica”.
“Dada la lucidez de sus reflexiones, parecía ser el único en capacidad de dar sustento político e ideológico a Venezuela, que en el XIX, como ahora, necesitaba alguien que encarnara ideológicamente los enunciados nacionalistas. Bolívar había promovido la noción de un Estado venezolano para una nación que todavía no existía”, agrega Rehrmann, aludiendo al legado intelectual y simbólico del Libertador (cartas, discursos y manifiestos políticos).
El 17 de julio anterior Chávez exhumó ante cámaras de televisión el “Esqueleto glorioso” de Bolivar y como buen mago de la comunicación exacerbó los sentimientos y fanatismo bolivariano. No se supo si los restos salieron del Panteón Nacional, pero la televisión estatal mostró al ministro del Interior Tareck El Aissami, y a la fiscal general, Luisa Ortega, entre otros funcionarios, con trajes quirúrgicos, cerca de las 2 de la madrugada.
¿Qué pensaría hoy día Bolívar sobre lo que ocurre en su Gran Colombia, y de su anterior Nueva Granada?
Colombia: 2 océanos, repleta de delincuentes, corrupción, hombres y mujeres al margen de la ley y de las sanas costumbres, guerras internas de nunca acabar, narcotráfico y tráfico de influencias. Bello país, gente creativa, rico en biodiversidad y energía, petrolero también.
Ecuador: El centro del mundo, identidad cultural cohesionada y altiva, economía enriquecida por hallazgos de petróleo, últimamente dolarizada, globalizada.
Venezuela: Rico en recursos naturales, petróleo, miembro influyente de la OPEP, reservas continentales y marítimas profundas, gente alegre y recursiva.
Postdata: ¿Quien no ha soñado desde niño llegar a ser como el libertador y libertar a todo oprimido cuerdo o al oprimido instintivo?

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