A propósito del Bicentenario

CARLOS EDUARDO AMÉZQUITA

Si hace 200 años hubiésemos gozado de los desarrollos tecnológicos e informáticos disponibles: Internet, tecnología digital, transporte automatizado, telecomunicaciones, el chat, etc, probablemente la gesta libertadora y la lucha de nuestros próceres tendría otra connotación.
Los próceres instaurarían redes sociales primero. Con simpatizantes conseguirían direcciones electrónicas de los distintos actores sociales para promocionar el sitio virtual. La Web tomaría el nombre de “La Bagatela”, un sitio Facebook, Youtube, Hi5, Twitter, My Space, desde donde se “lanzan” demoledoras pedradas al régimen opresor.
A Nariño no se le reconocería como “ilustre” por la traducción de los Derechos del Hombre porque al utilizar traductor gratuito “inglés – español” la iniciativa no tendría mérito. La obra de José Celestino Mutis, circularía en edición pirata, quizá, o en CD, pero igualmente tendría precio en Internet. Similar suerte correría el “Memorial de Agravios” de Camilo Torres.
Los cabecillas patriotas serian catalogados “terroristas”, se les diría “alias” y se pagarían recompensas en “reales”, moneda fuerte de la época. El “alias” simplifica extensos nombres con los que se bautizaban aquellos; por ejemplo: Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, el Libertador, o el de José María Eusebio Carlos del Rosario del Castillo y Rada, los nombres más largos entre 192 gobernantes que ha tenido Colombia. Es más ágil llamar a Bolívar con el “alias” de “El Venezolano”.
El kilométrico y extenuante periodo de la pre y post independencia se hubiera reducido en tiempo y costos gracias a las telecomunicaciones e Internet, y no como le tocó al libertador, a punta de cartas y manuscritos “a lomo de mula” desde Jamaica hasta La Patagonia.
Igual que ahora, las telecomunicaciones y el turismo internacional replantearon la geopolítica de provincias y ciudades pues el reordenamiento territorial (POTs) quedó en manos de bogotanos y cundí -boyacenses, quienes deliberadamente dejaron a un lado estos circuitos coloniales: Mompóx, Santafe de Antioquia, Pamplona, Tunja, Girón, El Socorro, Santa Marta y Popayán.
La reyerta del 20 de julio hubiese pasado como escaramuza callejera apenas comentada por la prensa local. Hoy trascendería al mundo global, ONGs, comunidades internacionales, buscando solidaridad, y denunciando el abuso español.
Moraleja: Gracias al empeño y empuje de estos próceres de la primera independencia hoy disfrutamos de estos avances tecnológicos que para ellos habrían sido útiles. Se evitarían tantas muertes y la diplomacia sería suficiente, como ahora.

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