El sainete de las regalías

La nueva ley de regalías parece bien intencionada siempre y cuando se le ponga “tate quieto” a quienes saquean el botín, aunque no deja de sonar como a sainete.

En las tragedias griegas el coro (sainete) anticipa lo que pasará, la tragedia es anunciada y cantada. Los esfuerzos por cambiarla son vanos. “Edipo Rey ve la peste arrasar a su pueblo y quiere saber quién es el culpable. No atiende al coro que le aconseja no investigar. Y descubre que el culpable no es otro que él mismo”.

Es monumental el dinero limpiado en estas pirámides oficiales ó paraísos fiscales creados con fondos de regalías, se parecen al “hueco negro” de Stephen Hawking (¡oye! se chupa hasta la antimateria).

Quienes extraen “recursos naturales no renovables” (RNNR) en Colombia se concentran en 7 departamentos: Arauca, Casanare, Meta, Huila, Sucre, Guajira, y Córdoba, cuya población no supera el 11% del total nacional (muy baja por cierto). Generan aproximadamente regalías por USA$1.700 millones/año. Más del 70%.

Se demuestra que estos ingresos adicionales causan lo que los economistas denominamos “incentivos perversos” (pereza y desgreño fiscal), con ellos los gobernantes se ayudan para no perder sus clientelas locales prometiendo no aumentar impuestos que podrían financiar el gasto público.

Son los departamentos con los más altos índices de mortalidad infantil, crecimiento económico negativo, menor cobertura educativa, pobreza e indigencia muy por encima del promedio nacional.

Sainete postmoderno: créase “paraíso fiscal” para drenar divisas y regalías amparándose en la existencia de zonas deprimidas y necesidades básicas insatisfechas (NBI). ¿Por qué se construyen acueductos y alcantarillados en terrenos donde no había casas? ¿Por qué los sobrecostos y sobrefacturación en algunos alcantarillados? ¿Por qué escuelas, colegios y universidades públicas, sin becas, dotaciones e infraestructura? ¿Por qué más hambre?

Tintineo: Las cuentas de transferencias al Huila y municipios petroleros (Neiva y demás) están medio claras. Resultado visible e ingrato: Luego de 25 años el 70% de huilenses (700.000 aproximadamente) sigue pobre, las inversiones son ineficaces, rapiña, carcelazos, bajísimos niveles de competitividad en ranking nacionales e internacionales, etc. El efecto redistributivo es nulo.

Cantaleta: Los resultados conocidos hasta ahora son motivo de vergüenza para nuestros gobernantes y dirigencia, pero también para los huilenses.

Desenlace: Las regalías deben ser invertidas en bienestar social como “capital semilla, capital social, capital cultural, talento humano”, etc. ¿Les suena conocido?

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