100 días con Santos

Nadie puede ser muy objetivo al momento de hacer balance a tan solo 100 días de gestión presidencial en un país azotado por alta conflictividad social y política, económica y ambiental. Lo más sensato es aceptar que hasta el momento Santos ha creado sólo expectativas de confianza y promete superar todos los desaciertos del gobierno anterior.

Se muestra claramente en la lucha frontal contra “la corrupción y la delincuencia de cuello blanco” en el Inpec, Dian, Das, el Banco Agrario (préstamos a cambio de aportes a la campaña de Arias), Ingeominas (incremento de títulos mineros muchos al parecer indebidos), Incoder (antes INCORA), Dirección Nacional de Estupefacientes (testaferros que terminaron custodiando los bienes confiscados a mafiosos), el escándalo de Fondelibertad (malversación de contratos por parte de Harlam Henao, ex director del fondo, fue su subalterno en el Ministerio de Defensa Nacional).

De otra parte, se avanza en restablecer las pulverizadas relaciones con Venezuela, Ecuador y Unasur, y aliados estratégicos como Brasil; igual ha asumido serias responsabilidades en materia de reforma agraria, con víctimas de la guerra y la ley de tierras.

La reconfiguración e integración de regiones tienen su propósito. Buen punto, pues esta tarea universal se vino a pique con Uribe al desviar recursos que tenían este destino hacia otros propósitos “nom santos”. La nueva Ley de regalías apunta a conseguir este designio: financiar una real descentralización regional.

En lo económico no se conocen sino esperanzas: reducir la pobreza, generar empleo, todo ello si se mantienen y/o crecen tasas de inversión internacional. Esto dependerá del clima de confianza y competitividad, interna y externa de Colombia, de la dotación de infraestructura eléctrica – vial – aeropuertos y puertos marítimos, con sus equipamientos comunitarios.

Otrosí: Todo indica que tenemos gobierno con presunta visión liberal y propósitos de reconstrucción social y política de la nación. Es poco probable que Santos, periodista y economista, pueda eludir su genética de familia comprometida con luchas independentistas desde Antonia Santos Plata (líder de los comuneros), quien preparó y sostuvo a los alzados de Coromoro o de Santos, los primeros que se organizaron en la Provincia del Socorro para luchar contra los españoles y apoyar al ejército patriota en la Campaña Libertadora de 1819.

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